Tal como la ultra
derecha y el bloque fujimorista caminarán con siete u ocho partidos: Keiko,
Porky, APP, Somos Perú, Avanza País, Carlos Álvarez, etc. los datos de la
realidad señalan que habrá entre tres o cuatro frentes o partidos progresistas
o de la izquierda. Desde una izquierda reaccionaria como Perú Libre, la
alianza entre Antauro y JP, el bloque NP – PTE – VP – PG y Ahora Nación de
Alfonso López Chau.
La existencia de 43
partidos en competencia, refleja alta fragmentación y desconfianza absoluta
hasta entre cercanos programáticos, para no hablar de coincidencias
ideológicas. Esa es la línea de base tanto en la derecha, ultra derecha y la
izquierda.
En la izquierda, la
decantación a partir de la posición política frente al gobierno, demuestra
señales que no habrá unidad electoral entre estas agrupaciones; Cerrón ha
priorizado su alianza con el fujimorismo para usufructuar el poder desde el
Congreso y con Boluarte, su objetivo es recomponer sus resultados congresales,
para seguir blindando a Cerrón, con esa lógica vienen construyendo su escenario
electoral.
En el bloque JP, el
rol protagónico y hegemónico de Antauro es incontrolable, Roberto Sánchez
aspira ser el candidato presidencial y tener a Humala de locomotora congresal
desde el Senado y las principales cabeceras congresales en las regiones. No
tienen espacios y casilleros electorales para otros partidos.
Sin embargo entre el
cerronismo y los JP, existe un colchón electoral importante de Pedro Castillo que
se expresan en muchas encuestas; grupos como el encabezado por Anahí Durand y
Aníbal Torres, que deshojan margaritas si buscar alianza electoral con Cerrón o
con el bloque JP.
La derecha y sus
medios, con activa colaboración de varios grupos de izquierda, han logrado
arrinconar electoralmente a Verónika Mendoza que es el principal activo de
Nuevo Perú, tanto así que en el bloque: NP – PTE – VP – PG, ahora promocionan
como pre candidatos al cc Alanoca de Puno desde NP, a Bermejo desde el
castillista VP, el PTE tiene en el tintero a Vásquez Boyer de Patria Roja y se
supone que Primero la Gente propondrá a la exPPC Marisol Pérez. Veremos en qué
termina esta primera experiencia de centro-izquierda.
En tanto que Alfonso
López Chau de Ahora Nación, luego de renunciar al rectorado de la UNI, entró
activamente a la campaña electoral, con una profusa cantidad de entrevistas
y declaraciones, sobre tópicos y contenidos que le han originado controversias;
una intensa artillería tanto de la derecha, pero principalmente los misiles
salieron desde los partidos de la izquierda, respecto a la política de alianzas
y la Asamblea Constituyente, cuestionan su visión de centro-izquierda por
proponer a Rafael Belaúnde de Libertad Popular.
Los mismos grupos
radicales de Cerrón de Perú Libre y otros desde JP, que han petardeado a
Verónika Mendoza con el motejo de la caviarada, vienen dirigiendo sus baterías
hacia López Chau por el supuesto aprismo, cuando todos saben que el ex
rector de la UNI fue parte del colectivo que acompañó a Alfonso Barrantes en
todo el proceso que fue la Izquierda Unida. Sacaron de carrera a Mendoza ahora
lo quieren hacer con López Chau, con el mismo método del sectarismo, disfrazado
en la fraseología.
Qué seriedad para
criticar puede existir desde Cerrón aliado del fujimorismo, Boluarte, APP y
Somos Perú en el Congreso; desde JP y Antauro caminando con Belmont y los Acuña
de derecha; o el pataleo desde el bloque izquierdista donde van con una exPPC y
tiene por dueño del partido al hijo de Jorge del Castillo del Apra. Las
recriminaciones en este terreno son puras falacias.
EL ASUNTO DE LA
ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Hace tiempo que el
dogmatismo en la izquierda ha cambiado de categorías, antes estos mismos grupos
se dividían por el modelo de socialista que soñaban construir tras capturar o
tomar el poder; así fue profusa la izquierda: pro-soviética, pro-maoísta,
pro-cubana, pro-yugoeslavia, pro-albaneza, pro-libia, etc, etc. Ese era el
catecismo de sus divisiones en el país, para justificar sus purezas
ideológicas.
Ahora encontraron en
la Asamblea Constituyente, el fetiche para justificar sus divisiones y
descalificaciones entre: revolucionarios y reformistas, consecuentes y
oportunistas, entre radicales y caviares, entre anti sistemas o pro sistemas, entre
Constituyentes y anti Constituciones, etc, etc.
La constitución
fujimorista está agotada, tanto así que hasta los fujimoristas la vienen
cambiando y reformando desde el Congreso Nacional, defendiendo y profundizando
la médula y el capítulo económico del neoliberalismo, pero modificando todo,
hasta el régimen presidencialista por uno parlamentarista autoritario, para
perpetuarse en el poder.
Todo ciudadano
demócrata y patriota que es la inmensa mayoría del país, quiere una NUEVA
CONSTITUCIÓN, la diferencia se sitúa en el plano del CUÁNDO, CÓMO Y QUÉ
CONTENIDO; en cuanto a la segunda pregunta, la propuesta mayoritaria es que
sea por la vía de una Asamblea Constituyente.
Es en el CUÁNDO,
donde la aspiración es convertida en fetiche por los seudo radicales y
dogmáticos, sin haber ganado una sola escaramuza y peor una batalla:
programática, política, electoral, mayoría social, quieren una victoria
completa con una Asamblea Constituyente y una Nueva Constitución.
La experiencia
cercana nos ayuda para ubicar mejor el tema. Tanto Evo Morales en Bolivia y
Rafael Correa en el Ecuador, primero ganaron la batalla de las ideas,
construyeron hegemonía programática en la sociedad y conquistaron el gobierno
electoralmente, luego de este proceso avanzaron a la convocatoria de una
Asamblea Constituyente y de ella nació el fruto con una nueva Constitución.
En Chile los
resultados fueron distintos, primero las fuerzas progresistas, derrotaron en
las calles a las políticas privatistas y corruptas del neoliberalismo,
ganaron las elecciones para el gobierno nacional con una amplia coalición;
convocaron a una Asamblea Constituyente ganada por el progresismo; sin embargo
falló el QUÉ CONSTITUCIÓN, por la falta de coherencia programática y el
señalamiento de prioridades; las plenarias originaron un debate maximalista en
todos los temas, demagogia que fue aprovechada por la derecha que deslegitimó
primero las propuestas, para derrotarlas abrumadoramente en la consulta.
No se trata entonces
de ganar la Asamblea Constituyente, si no que el contrato social debe recoger
las agendas y demandas principales del cambio, de manera coherente, comprendiendo
las diversidades, sin perder el pulso social de la calle; el vanguardismo
ideológico terminó por sepultar esa inmensa correlación social ganada y vino la
derrota política y constitucional a manos de la derecha.
La experiencia enseña
entonces, que la batalla por una Asamblea Constituyente y la aprobación de una
nueva Constitución, es el resultado de la disputa permanente por la CORRELACIÓN
DE FUERZAS, sin ella es pura demagogia disfrazada de radicalismo y
dogmatismo. Por tanto la primera batalla que tenemos las fuerzas
revolucionarias, progresistas, demócratas, patrióticas es derrotar política y
programáticamente a la derecha y sus fuerzas fácticas; construir esa mayoría
social y convertirla en fuerza social movilizada, construyendo los contenidos
fundamentales de la nueva constitución y no solo las formas.
En el Cusco y el
Macro Sur, hemos movilizado toda la vitalidad popular con la agenda del gas y la
electricidad como la plataforma del desarrollo y la seguridad energética;
la conclusión del gasoducto sur andino es una bandera que suma y moviliza, así
fue comprobada en las marchas y paros llevados masiva y combativamente estos
últimos meses. Claro existen también algunos compañeros, que están esperando
una Asamblea Constituyente, para resolver el tema del gas y electricidad, y nos
miran desde el balcón dogmático, a quienes construimos la agenda y movilización
del cambio.
La agenda del gas y
la electricidad para el desarrollo, ha recolocado la real correlación de
fuerzas en esta parte del país; como siempre los gremios empresariales y
los partidos de la derecha y el gobierno de Boluarte, se opusieron desde el
primer día a esta demanda, porque ellos tiene claro que desean una economía
primario exportadora, rechazan la industrialización, quieren exportar nuestro
gas y electricidad aunque millones de peruanos no tengamos acceso a dichos
recursos. Desde el gobierno y la derecha económica y política, aprendiendo las
lecciones de esta coyuntura, quieren cambiar la agenda del gas por la agenda de
la inseguridad. Represión frente al desarrollo y democracia.
Parece un tremendo
error colocar el asunto de la Asamblea Constituyente, como el factor que
justifica la división en la izquierda y el progresismo. Tienen el legítimo
derecho de ir a la derrota electoral por ir separados, pero sus intereses
electorales no deben ser un factor de crisis en la construcción de la agenda del
movimiento popular.
Desde la militancia
en el movimiento popular, seguiremos batallando por derrotar el modelo
económico, social, ambiental a la derecha y a su versión putrefacta los
fujimorismos; por enviar a su casa y a la cárcel a Boluarte y a sus aliados
del Congreso. Ese calentamiento pre constituyente es necesario e impostergable.
Por eso vemos irracional ese enfrentamiento en el tema Constitucional.
Bregaremos por
articular al progresismo en la lucha, aunque vayan separados electoralmente,
pero exigimos decencia a que se respeten en sus diferencias. El pueblo sabe
votar y escogerá en el campo progresista a quien mejor responda a sus proyectos
y derechos.
La alianza electoral
–que eufemísticamente le llaman unidad- ha fracasado, ahora toca de forjar una
ALIANZA SOCIAL Y POLITICA desde las regiones, sindicatos, comunidades,
universidades, barrios; capaz de ganar las elecciones y convocar a una Asamblea
Constituyente.
Comentarios
Publicar un comentario